Hasta ahora, casi todo lo que se sabe sobre los pellets que llegan a las playas de Galicia y otros puntos de la costa cantábrica se basa en la ficha del producto con los datos aportados por el fabricante: estas bolitas están compuestas por un 90-88% de polietileno (un polímero sin problemas de toxicidad) y un 10-12% del aditivo UV622. Sin embargo, ahora mismo hay equipos científicos que se dan prisa para analizar directamente qué hay en los pellets (un estudio preliminar ha detectado pequeñas cantidades de más de una decena de nuevas sustancias) y otros que tratan de evaluar qué impactos pueden tener para las especies marinas. El biólogo gallego Ricardo Beiras (Santiago de Compostela, 1965), investigador del equipo de Ecotoxicología y Contaminación Marina de la Universidad de Vigo, trabaja ahora mismo en el segundo tipo de estudios. Como explica, estos ensayos llevan más tiempo, porque requieren suficientes días para medir las respuestas de los organismos marinos. En conversación telefónica, Beiras cuenta cómo a veces los plásticos llevan sustancias que no se hacen públicas por cuestiones de patente e incide en las otras mareas de microplásticos que nos rodean de forma cotidiana.
Pregunta. Con la información disponible hasta ahora, ¿cuál es su valoración de la toxicidad de los pellets en humanos?
Respuesta. Hasta donde sabemos a día de hoy, los pellets no son tóxicos para los seres humanos. Esto es muy importante para tranquilizar a los voluntarios que van a limpiar. No hay una toxicidad sobre los seres humanos relevante, con la precisión de que el aditivo puede ser irritante para los ojos y por eso hay que tomar precauciones en los trabajos de limpieza. Y que hay que evitar también exposiciones prolongadas que sí pueden suponer una toxicidad crónica, pero para que eso ocurra habría que estar en contacto con los pellets durante años.
P. ¿Y sobre la toxicidad para los animales marinos?
R. Si son tóxicos para los animales marinos no lo sabemos aún.
P. La información disponible sobre la toxicidad del aditivo UV622 de los pellets en el agua hace referencia a sus efectos sobre un invertebrado acuático denominado Daphnia. ¿Por qué hay que analizar de nuevo su impacto en otros organismos?
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R. Nosotros analizamos los efectos sobre especies marinas porque Daphnia es un organismo de agua dulce. Se trata de un modelo de referencia que se utiliza en toxicología, pero nosotros tenemos que confirmarlo con organismos marinos porque no siempre una sustancia química tiene los mismos efectos en agua dulce y agua de mar. Las condiciones del mar, el pH, la salinidad son diferentes, por eso hay que hacer el experimento en agua de mar. Además, hay sustancias que pueden ser perjudiciales para los crustáceos y no para los peces, o al revés. Necesitamos realizar los ensayos con tres o cuatro modelos biológicos que representen el conjunto de organismos marinos o por lo menos los grupos de organismos marinos que tienen interés comercial, que en Galicia son bastantes.
P. ¿Qué pasa con las otras sustancias que se están detectando en los pellets?
R. No se puede dar la misma importancia a todas las sustancias detectadas. Los pellets que se vertieron tienen entre un 10 y 12% del aditivo UV622, que se utiliza para que el plástico aguante la luz. Este aditivo es superabundante. De cada 10 gramos de pellets, entre 1 y 1,2 gramos corresponden a esta sustancia química pura. En cambio, el resto de sustancias que se detectan están en concentraciones mucho más bajas, a nivel de traza.
P. ¿Pero cómo se explica que pueda haber otras sustancias en las bolitas, aparte del polietileno y el UV622, que no figuran en la ficha técnica del producto?
R. A veces los materiales plásticos llevan sustancias que no se hacen públicas en la ficha de seguridad por cuestiones de propiedad intelectual y de patente. Esto es un procedimiento habitual, siempre que estas sustancias, en principio, no sean tóxicas. Luego hay una segunda problemática y es que los pellets, una vez que están en el mar, absorben sustancias químicas orgánicas (que no se disuelven bien en el agua, como por ejemplo, las manchas de aceite o gasolina). Esto es relevante ecológicamente, pues los pellets pueden variar su composición en el mar y adquirir sustancias tóxicas que no tenían en origen. Por eso, al final lo mejor es hacer los experimentos de toxicidad en el laboratorio y valorar si son perjudiciales o no para los organismos marinos.
P. En el caso de los pellets analizados en Galicia, las nuevas sustancias que aparecen en ensayos preliminares son utilizadas como aditivos en la industria del plástico. ¿Pueden tratarse de impurezas en la fabricación?
R. En el caso de sustancias que se usan habitualmente como aditivos, lo más probable es que vengan ya de origen en el pellet. Y, efectivamente, aparte de los temas de propiedad intelectual, también puede tratarse de impurezas, porque para fabricar estos pellets se utilizan unas máquinas que antes fabricaron otras cosas y a veces quedan restos que contaminan el material.
P. ¿Estas otras sustancias que no aparecen en la ficha del producto pueden ser tóxicas para los organismos marinos?
R. No hay ninguna sustancia química que sea totalmente inocua. Nosotros, con cualquier sustancia, podemos matar a un organismo, todo depende de la concentración. Los experimentos que realizamos van destinados a ver la concentración a partir de la cual hay un efecto nocivo. Y luego otros grupos de investigación analizan las concentraciones de estas sustancias en el medio marino. Si las concentraciones que hay en el mar alcanzan niveles parecidos a los que nosotros vemos en el laboratorio que resultan tóxicos, entonces sí existe un impacto. Si son más bajos, entonces no hay problema, no hay riesgo.
P. ¿Y están analizando solo la toxicidad del aditivo UV622 o también de las otras sustancias detectadas en los pellets?
R. Por el momento, nosotros estamos trabajando con los pellets y con el aditivo UV622. Efectivamente, sería bueno trabajar con otras sustancias, pero a día de hoy no tenemos capacidad para ello. Nosotros somos un grupo de investigación pequeñito, no somos ninguna administración. A lo mejor no nos compete a nosotros hacer todas estas cosas por nuestra cuenta y con nuestros medios. En algún momento alguna administración tendrá los reflejos de decir, bueno, vamos a hacer un estudio científico de cierta envergadura sobre esto.
P. ¿Estamos dando mucha importancia a los pellets del mar y muy poca a los microplásticos que ingerimos, por ejemplo, al beber agua de una botella?
R. Exactamente, la exposición principal de los seres humanos a los microplásticos no viene del mar, el peligro no es comer pescado; donde más expuestos estamos a los microplásticos es en nuestras casas. Todos tenemos en nuestra casa ropa, frascos, platos, contenedores, un montón de objetos de plástico que desprenden micropartículas. El agua del grifo tiene microplásticos. Nuestra almohada desprende cantidades enormes de microplásticos que podemos inhalar.
P. Pero si está realizando ensayos en el laboratorio es porque estos pellets pueden tener diversos tipos de impactos negativos en la vida marina.
R. Sí, claro. Pero, en honor a la verdad, también hay que decir que los organismos marinos están expuestos a plásticos constantemente. No es solo el vertido de pellets, lo que nos tiene que preocupar son los plásticos en general.
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