Si existe algo que haya querido en esta vida Jon Bon Jovi es triunfar. En un reportaje de portada para la revista Rolling Stone en 1987, Derek Shulman, vicepresidente de Polygram, la discográfica que fichó al grupo, señala lo que más le sedujo para poner al cantante un ventajoso contrato sobre la mesa: “Sentí que tenía un apetito increíble por ser una estrella. Proyectaba un deseo ardiente por ser enorme”. El día que Richie Sambora conoció a Bon Jovi, dijo: “Este chico va a ser muy grande. Este es mi sitio”. Estuvieron juntos 30 años, hasta que el guitarrista se marchó del grupo en 2013.
Cuando Rolling Stone dedicó su codiciada portada a Bon Jovi, acababan de publicar su tercer disco, Slippery When Wet (1986), el más vendido hasta esa fecha y todavía hoy su trabajo más popular, con clásicos del rock de FM como You Give Love a Bad Name o Livin’ On a Prayer. Para elegir las canciones de este disco, Bon Jovi organizó una reunión con unos cien adolescentes. Puso las 30 canciones que había grabado y se quedó con las diez más puntuadas por los chavales. En la industria musical Bon Jovi siempre ha destacado como un gran estratega, característica imprescindible para triunfar a lo bestia. Han pasado 40 años desde el primer trabajo de la banda de Nueva Jersey y ahí sigue, en lo mas alto. El grupo prepara una nueva gira, donde es posible que retorne Richie Sambora. Además, el próximo viernes 2 de febrero Jon Bon Jovi (él en solitario) recibe en Los Ángeles el galardón de Persona del Año 2024 en la ceremonia previa a los premios Grammy (domingo 4). Y todo esto, con una voz tan frágil en los últimos tiempos que algunos especialistas no entienden cómo se expone tanto.
“Es un caso raro, efectivamente”, señala César Martín, director de la revista Popular 1, decana del rock en España (en 2023 cumplió 50 años). “Lleva muchos años mal de voz, pero no solo eso: entra a destiempo a las canciones y se le ve sufrir en el escenario. De todas formas, él siempre ha sido más un entertainer que un cantante de raza al estilo de Bruce Dickinson o Ronnie James Dio. Al principio, Jon superaba esas carencias vocales con el ímpetu de la juventud. Ahora ya no. Por otro lado, tiene todo el derecho a seguir actuando. Y no creo que lo haga por el dinero, sino porque disfruta realizando giras. Y llena estadios”.
La estética de Jon Bon Jovi (Nueva Jersey, EE UU, 61 años) es tan relevante que muchos especialistas y seguidores creen que sus decisiones estilísticas han podido determinar la trayectoria del grupo, para bien y para mal. En los ochenta su melena cardada fue sinónimo de buenas canciones rockeras; su corte de pelo coincidió con su declive musical. Pablo Mayoral, copresentador del programa de radio y podcast Corsarios del metal: “En los noventa el heavy clásico se endurece. Judas Priest editan Painkiller y Iron Maiden Fear of the Dark: los dos son trabajos muy agresivos. Y en ese contexto Bon Jovi queda fuera de juego para el aficionado heavy”.
La historia de Bon Jovi siempre pasará por poner en duda su pedigrí rockero. El grupo comenzó en los años ochenta dentro de una escena que se denominó hair metal o glam metal: músicos con melenas voluminosas y cardadas, vestimentas vistosas y provistos de canciones rockeras adornadas con estribillos chispeantes. Mötley Crüe, Ratt, Poison, Dokken, Quiet Riot… y Bon Jovi. “Los cuatro primeros discos de Bon Jovi (hasta New Jersey, 1988) son fantásticos. Y, por encima de todo, tenían grandes canciones, que es la base de cualquier género, da igual que hagas thrash metal, pop o punk”, señala el director de Popular 1. La cadena musical MTV, que nació en 1981, funcionó como gigantesco altavoz para estas bandas: los vídeos de las canciones rotaban sin parar. En su libro Fargo Rock City, el escritor estadounidense Chuck Klosterman defiende a Bon Jovi así: “Podremos recordar a Bon Jovi como la menos arriesgada de todas aquellas bandas metaleras, y ciertamente la más estereotipadamente comercial, pero eran verdaderos compositores que sencillamente tiraban de los hilos del corazón en vez del cerebro”.
A Jon Bon Jovi le encantaba Van Halen, un grupo más veterano en el que todos los chicos de los pelos cardados se fijaban, pero también Bruce Springsteen. Por ahí su ambición se expandió. Mayoral: “Existió mucha saturación dentro de hair metal y comenzaron a salir grupos malos que taponaron a los buenos. En los noventa este género empezaba a estar desfasado. Bon Jovi comercializó su sonido, perdió a los fans heavies y rockeros, pero se vio recompensado con otro tipo de público. Da el salto al mainstream, un lugar donde cabe todo tipo de públicos. Es gente que un día va a ver a U2, otro a Madonna o Coldplay o a Bon Jovi. Se trata de vivir la experiencia de un espectáculo masivo sin importar mucho quién está en el escenario”.
César Martín recuerda que cuando entrevistaban a Bon Jovi durante los noventa él siempre renegaba de la escena del rock duro, “de donde provenía”. “Era inevitable compararlos con Gun N’ Roses, que en 1987 publicaron su debut [Appetite for Destruction] y era una banda que proyectaba riesgo, peligro y rock and roll. Claramente Bon Jovi salían perdiendo”, apunta el responsable de Popular 1.
Existe cierta controversia sobre el nacimiento del grupo. John Francis Bongiovi Jr., un chico de clase trabajadora de Nueva Jersey, comenzó a trabajar todavía adolescente en el estudio de grabación de su primo, Toni Bongiovi: el Power Station, en Nueva York. Allí elaboró sus primeros temas, con músicos que pasaban por en el estudio y con la ayuda de su primo. La canción Runaway salió de aquellas sesiones. La programó un pinchadiscos de Nueva York y fue un éxito. Fue entonces cuando llegó el contrato discográfico y comenzó a formarse la banda. “En ese sentido creo que es un grupo prefabricado. Por ejemplo, no es como Metallica u otras bandas grandes, que eran amigos desde pequeños. Aquí se monta alrededor de Jon Bon Jovi después de tener compuesto el éxito de Runaway”, considera Mayoral. Tras el éxito de este primer álbum, el primo del vocalista les puso una demanda porque aseguró que él había contribuido de una manera considerable al sonido del disco. Antes de llegar a juicio, el grupo llegó a un acuerdo económico con Toni Bongiovi.
Jon Bon Jovi siempre ha cultivado una imagen de buen tipo, participando en numerosas causas benéficas. Durante las semanas duras de la pandemia se metió en la cocina de un restaurante, se puso un delantal y estuvo cocinando durante días para la gente sin recursos. Es amigo íntimo de Al Gore, exvicepresidente de EE UU y Nobel de la Paz, y ha participado en campañas del partido demócrata en apoyo de Bill y Hillary Clinton, Barack Obama y en las últimas para Joe Biden. “Y lleva con la misma pareja 40 años [Dorothea Hurley], algo absolutamente inusual en el rock”, remacha César Martín.
Pedro Armas es el presidente del club de fans de Bon Jovi más numeroso en España. Unos 30.000 aficionados siguen las informaciones en las redes sociales de Spain Bon Jovi. Organizan regularmente fiestas con actuaciones de grupos tributo. Pedro es un tinerfeño de 32 años que se enganchó a los de Nueva Jersey después de escuchar It’s My Life. “Yo lo sigo considerando un grupo de rock al mismo nivel de Guns N’ Roses, Mötley Crüe o Aerosmith. Hasta 2010 al menos. Es verdad que desde entonces han tirado más para el pop-rock. Estoy deseando que se confirme que vuelve Sambora a la banda, porque es casi el 50% del grupo”, dice. El 70% de los afiliados a Spain Bon Jovi son mujeres. Una de ellas es Sara Abad, 27 años: “¿Por qué gustan más a las mujeres? No me lo había planteado. Quizá por la temática de las letras, que algunas son románticas. Y por las baladas, que son muy bonitas. Creo que Bon Jovi se ha sabido adaptar mucho a las diferentes épocas, aunque a mi me gusta más la primera”.
Sin voz, sin melena, sin discos relevantes desde hace años. Nada importa si el triunfador está sobre el escenario: miles de seguidores seguirán llenando los estadios.
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