A los cinéfilos seguro que les suena este nombre: Simon McBurney. Aparece en los créditos de películas como La brújula dorada, Robin Hood, Harry Potter, Jane Eyre, Misión imposible o La teoría del todo. Pero eso es apenas una anécdota en la trayectoria de este actor, director y dramaturgo británico, nacido hace 66 años en Cambridge. McBurney es una de las personas más influyentes del teatro contemporáneo europeo de los últimos cuarenta años al frente de la compañía Complicité, que fundó y dirige en 1983. Basta recordar su debut en España para comprender cuán venerado es este colectivo. En noviembre de 1994 presentaron en el Festival de Otoño de Madrid el espectáculo La calle de los cocodrilos, basado en relatos del escritor polaco Bruno Schulz, pero entonces nadie les conocía en este país. Tenían programadas tres funciones: la primera estuvo medio vacía, la segunda medio llena y a la tercera tuvo que acudir la policía para dispersar a las decenas de personas que intentaban conseguir una entrada. Dicen quienes estuvieron la segunda noche que fue la única vez que se vio al crítico Eduardo Haro Tecglen levantarse de la butaca para ovacionarles, saltándose la costumbre de la época de no aplaudir ni mostrar ningún signo de aprobación o disgusto hasta emitir su veredicto en la prensa.
Después de aquello, cada gira de Complicité por España se ha vivido como un acontecimiento y el colectivo no ha dejado de sumar seguidores en Madrid o Barcelona con espectáculos como Las tres vidas de Lucie Cabrol, Medida por medida, Mnemonic, Un número que desaparece, El maestro y Margarita y Beware of Pity. La palabra que más se oye a la salida de cualquiera de sus obras es “fascinante”. Esta semana vuelven con su nuevo trabajo, Drive Your Plow Over the Bones of the Dead, adaptación de la novela homónima de la Nobel polaca Olga Tokarczuk, traducida en español como Sobre los huesos de los muertos (Siruela). Es el plato fuerte de la programación internacional del festival Temporada Alta de Girona, que llega a su punto álgido tras la visita el pasado fin de semana de los belgas Peeping Tom y la Schaubühne de Berlín. Serán solo tres funciones los días 2, 3 y 4 de noviembre en el Teatro Municipal de Girona.
Drive Your Plow Over the Bones of the Dead es una muestra genuina del estilo Complicité. Es un teatro muy físico, cimentado en las enseñanzas del maestro francés Jacques Lecoq, que integra mágicamente la palabra con el gesto y que combina recursos escénicos artesanales con las más sofisticadas tecnologías. Estrenado en diciembre de 2022 en el Reino Unido y tras un aclamado periplo por Europa la pasada primavera, el espectáculo retomó el 4 de octubre su gira internacional en el teatro Onassis de Atenas, función a la que asistió EL PAÍS por invitación del festival Temporada Alta. Tres horas que pasan volando e hipnotizan tanto visual como intelectualmente, pues el tema de la obra no es baladí: se define como un “thriller ecológico”.
El cambio climático es una de las grandes preocupaciones de McBurney y su equipo. La compañía es miembro fundador del movimiento internacional Culture Declares Emergency y participa activamente en numerosas iniciativas para la protección del medio ambiente. Cuando el director leyó la novela de Tokarczuk, quedó “conmocionado” tanto por la poderosa escritura de la Nobel como por el argumento. En una aislada aldea polaca, una excéntrica ingeniera retirada, ambientalista y traductora del poeta inglés William Blake, desarrolla la teoría de que las extrañas muertes de cazadores locales que se están sucediendo en la zona son una venganza de los animales. “La historia te atrapa, me cautiva la tesis de la venganza de la naturaleza. Pero también me interesa mucho el punto de vista desde el que se cuenta: la protagonista tiene más de sesenta años y eso es algo muy importante porque la sociedad actual desecha a los mayores, mucho más si son mujeres. Así que tenemos, por un lado, muchas preguntas sobre cómo nos comportamos con la naturaleza o los animales y, por otro, sobre lo que significa ser una mujer de más de sesenta años en la sociedad actual. Son voces que no se suelen escuchar”, explica McBurney en una entrevista por videoconferencia previa al estreno en Atenas.
Pero ¿cómo se traslada al escenario una novela narrada en primera persona, con largos pasajes descriptivos y un lenguaje altamente literario? No todo el mundo se lanzaría a esta aventura, pero si hay una compañía con imaginación para convertir en teatro cualquier tipo de escrito es Complicité: no solo los cuentos de La calle de los cocodrilos de Schulz o las novelas El maestro y Margarita de Bulgákov y Beware of Pity de Zweig, sino también la introducción de un libro sobre matemáticas en Un número que desaparece, una partitura de Berlioz en Poesía extraña o la historia de Loren McIntyre, un fotógrafo de National Geographic que se perdió en un remoto valle de Brasil. En Drive Your Plow Over the Bones of the Dead bastan dos actores levantando los brazos para que los espectadores vean ciervos en escena. Se siente el frío del invierno, la oscuridad del bosque y el mal de los hombres.
¿No les interesan los textos específicamente escritos para el teatro? “No es que no nos interesen, hemos hecho muchos, desde Shakespeare a Beckett o Ionesco. Pero lo que verdaderamente queremos hacer son obras sobre lo que vemos y lo que pasa en el mundo. Es decir, siempre nos sentimos inspirados por algo, pero eso puede ser un texto escrito, un cuadro, una fotografía, un invento o una idea”, responde Complicité.
Esa filosofía tiene que ver también con cómo se concibe Complicité como compañía. Hay un director, por supuesto, pero todo el equipo participa en los procesos de creación. El grupo, además, no es fijo, sino que está formado por un amplio grupo de intérpretes que van y vienen, escenógrafos, iluminadores, etc., procedentes de distintas partes del mundo. Como España, origen de los actores César Sarachu y Antonio Gil, aunque en esta visita a Gerona ninguno de los dos estará en el reparto. La actriz Amanda Hadingue ofrece una lección de interpretación en el papel protagonista.
McBurney insiste: “Queremos hacer obras que interpelen a nuestros espectadores. Nos encontramos en un momento catastrófico, un auténtico colapso ecológico. A menudo pensamos en la naturaleza como algo ajeno a nosotros, un espacio que visitamos de vez en cuando para ver vacas. Pero el tema es que formamos parte de ella y no podemos huir de este problema. Y creo que el teatro puede ayudarnos a comprender esto. La cultura no es algo que pueda estar separado de la sociedad. Hubo un actor americano que dijo que la cultura era simplemente un pastel de queso; pero no, no es un simple postre: es la razón por la que yo estoy aquí”.
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