Los centros de salud no dan abasto para atender la epidemia estacional de virus respiratorios. A finales de 2023, la gripe ha vuelto con fuerza después de varias temporadas de comportamiento anómalo por el coronavirus. Y se ha unido a la covid que, con menos impacto y virulencia, también está presente en unas consultas colapsadas por una alta demanda de pacientes y unas plantillas mermadas por las vacaciones navideñas. “Las urgencias extrahospitalarias [las de los ambulatorios] están completamente saturadas”, resume Lorenzo Armenteros, portavoz de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (semFYC).
Los últimos datos epidemiológicos publicados por el Instituto de Salud Carlos III son de la semana previa a la Nochebuena. Para entonces ya se había registrado una subida de más de 100 puntos con respecto a la anterior en la notificación de infecciones respiratorias agudas en atención primaria: de 806 casos por 100.000 habitantes a 916. Y todo indica que en las fechas posteriores, con celebraciones y reuniones familiares de por medio, ha seguido subiendo con fuerza. Los nuevos datos se publicarán este jueves, pero los expertos esperan que las infecciones sigan subiendo las próximas semanas y que el pico llegue en la segunda quincena de enero.
Pese a lo previsible de estas olas invernales, la historia se repite con más o menos impacto cada año en los centros de salud, en un déficit crónico de profesionales que la pandemia dejó al descubierto y que no tiene visos de solucionarse. El propio Ministerio de Sanidad reconocía en un informe de hace un año que había un millar de médicos de familia menos que en 2018. Y en mayo, semFYC presentaba otro que aseguraba que haría alta que se incorporaran 10.000 profesionales en los próximos cuatro años para suplir las próximas jubilaciones, algo que se antoja muy difícil, ya que las condiciones y sueldos que ofrecen las comunidades autónomas en los centros de salud están empujando a muchos profesionales a trabajar a los hospitales o al extranjero.
En Málaga, donde atiende Leovigildo Ginel, miembro de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), esta Navidad han batido un récord de pacientes que llegan sin cita: 178 en un solo día. Se sumaron a los que ya tenían en las agendas los cuatro médicos que estaban trabajando. “Más del 60% o 70% vienen por lo mismo: síntomas respiratorios”, dice Ginel. La mayoría son de gripe, cuya incidencia dobla a la covid. Ambos se unen a otros patógenos con síntomas parecidos que no suelen ser identificados.
En la mayoría de centros de salud no se hace pruebas para discriminar de qué virus se trata, algo que se reserva a los llamados “centinelas”, que sirven para medir el impacto de la epidemia en el país. Los tratamientos, independientemente del virus, tampoco varían para personas sin enfermedades de base. Buena hidratación y paracetamol para aliviar las molestias. Es lo que suelen recomendar los médicos, además de tener precaución para no contagiar a personas vulnerables.
Por este motivo, Armenteros hace un llamamiento a la población para que no acuda al centro de salud ante los primeros síntomas a personas que no sean población de riesgo: mayores de 80 años, o aquellas que tengan comorbilidades o estén inmunodeprimidas. “No hay que asustarse, hay que dar un margen de 48 horas para ver cómo evolucionan los síntomas, tomar un antitérmico o un antiinflamatorio a dosis bajas y ver cuál es la situación. Si más allá de este tiempo no ha mejorado, tampoco es necesaria asistencia médica; habría que dejarla para sintomatología más grave, como disnea (sensación de ahogo), fiebre de más de cuatro días, agravamiento de la enfermedad respiratoria, cambio del color del moco…”, enumera Armenteros.
Uno de los problemas para muchos pacientes es que necesitan el certificado médico para acreditar la baja laboral. “Aquí tenemos un sector servicios muy fuerte en el que no se puede teletrabajar. Lo ideal sería algo como lo que hacen otros países y que llevamos tiempo reclamando: la declaración responsable de los propios pacientes para bajas que no sean de más de tres o cuatro días. Esto evitaría en parte la saturación de los centros de salud”, reclama Ginel.
En opinión de Armenteros, esta ola gripal se podría haber suavizado con mayores tasas de vacunación y con más seguimiento de las medidas de seguridad que la sociedad aplicó durante la pandemia, como uso de mascarillas y sistemas de filtrado de aire. Los datos de la campaña de vacunación para toda España no se conocen todavía, el Ministerio de Sanidad los hará públicos cuando concluya la temporada. Pero la percepción de Armenteros es que la cobertura ha sido “baja”, también en niños, los que reportan más casos, pese a que en 2023 se puso en marcha por primera vez una campaña masiva de inmunización para los menores de cinco años.
Esto está respaldado por datos como el que ha dado este martes Cataluña, donde solo un 46% de la población mayor de 60 años ha recibido la inyección, cuando el objetivo era llegar al 75%. En la Comunidad Valenciana, el consejero de Sanidad, Marciano Gómez, ha hecho un llamamiento a la población para que reciba su dosis, además de anunciar que barajan volver a la obligatoriedad de las mascarillas en los centros sanitarios ante el repunte de contagios.
¿Estamos ante una epidemia más virulenta que otros años?
El virus mayoritario que circula esta temporada es el de la gripe A, que suele dejar síntomas más fuertes que el de otras variantes. Pero no deja de ser un patógeno muy conocido. Con los datos que se han publicado hasta el momento, España no está ante una situación extraordinaria.
José María Eiros Bouza, director del Centro Nacional de Gripe de Valladolid, explicaba la semana pasada que “asistimos a una situación habitual” en el hemisferio norte en esta época del año. “La gripe es una enfermedad infecciosa que ocurre en los meses de otoño-invierno, asociada a condiciones climatológicas y de hacinamientos. Como mensaje a las personas que se pueden infectar, no es igual que sea alguien sano, sin patologías de base, que puede aguantar sin acudir al sistema sanitario, que personas que tienen salud frágil o de edad avanzada”.
Son estas últimas las que por lo general suelen necesitar asistencia hospitalaria a causa de los virus respiratorios. Los ingresos van creciendo, pero la situación de los hospitales dista mucho de la de los centros de salud. Antoni Torres, miembro del área de infecciones respiratorias de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), incide en que el colapso se está produciendo en la Atención Primaria, ya que la gran mayoría de los pacientes no reviste gravedad. “Ya hay algunos ingresos, pero todavía pocos. Veremos los datos al final de la epidemia. Todavía quedan fechas de mucha masificación y contagios”, concluye.
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