La homogeneización de los labios entre la población más joven es una tendencia. Estíbaliz Cuevas (Madrid, 21 años) decidió que su regalo al cumplir los 18 fuera un aumento de volumen. La sevillana de 23 años María Huertas optó por copiar el tratamiento facial de su prima y se lanzó a la operación estética en 2020. A Andrea Marco (València, 26 años) le rondaba la idea desde hacía tiempo y al constatar el precio “relativamente barato” que tenía dio el paso. Ninguna tenía un gran complejo con sus labios, coinciden, pero se los veían “un poco finos” y decidieron probar el relleno con ácido hialurónico. Su temprana edad no es una excepción: la media de acceso a este tipo de tratamientos ha pasado de los 35 a los 20 en la última década, según un estudio publicado por la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME).
El informe, que analiza las tendencias del mercado de la estética, advierte de que los jóvenes “acceden principalmente para rellenos de ácido hialurónico”, una técnica que se ha popularizado en la última década por su reversibilidad y por ser menos invasiva, y marca la pandemia como punto de inflexión de la bajada de edad. Así lo constata la doctora Petra Vega, portavoz de la SEME, que indica que ha habido “un incremento exponencial de la demanda” de este tipo de tratamientos.
Las redes sociales juegan un papel fundamental en este incremento. La combinación de filtros que agrandan los labios y de influencers que se realizan el tratamiento es idónea para marcar tendencia. Es una gota malaya que “ha contribuido a generar nuevas necesidades en pacientes jóvenes”, indica el estudio. Incluso ha penetrado en menores de edad. “Están yendo niñas a pedir cosméticos en las tiendas”, alerta Vega.
Al doctor Ángel Martín (Madrid, 63 años) acuden adolescentes preguntando por el relleno de labios con ácido hialurónico. Lleva 33 años trabajando en la clínica de estética Menorca y confirma el auge del tratamiento en los últimos años. “Los productos que se utilizaban, como el colágeno, dejaban efectos secundarios y no eran tan reversibles”, argumenta el doctor, que añade el abaratamiento como otra causa a tener en cuenta. La mayoría de sus pacientes actuales, explica, muestran a través del móvil la imagen de su rostro editado mediante filtros en la que aparecen los labios deseados.
Así fue el caso de la madrileña Cuevas, que se plantó en la clínica con la imagen ya preparada en su dispositivo. “De adolescente siempre le daba importancia, veía que tenía poquito labio y pensé que sería una mejora”, espeta Cuevas, cuya profesión es influencer. La primera vez que se aplica el tratamiento suele durar entre seis y ocho meses hasta que el cuerpo reabsorbe el ácido hialurónico y se pierde el efecto de aumento. A partir de las siguientes, se recomienda acudir aproximadamente una vez al año. Cada inyección ronda los 250 y los 500 euros, en función de la clínica.
El bombardeo en las redes es constante. Algunas influencers no tienen problema en publicitar y narrar qué tratamientos estéticos se han realizado. Y las opciones para elegir filtros que agranden los labios son incontables. “Hay personas que no se plantean o que no perciben que lo que ven en Instagram o TikTok está desvirtualizado. Yo siempre les hago la misma pregunta: ¿Usted ha visto a personas por la calle así?”, argumenta la portavoz de SEME. Tanto Huertas como Cuevas admiten que “las redes y los filtros” influyeron en su decisión y que generan un sentimiento de necesidad.
La socióloga experta en salud y bienestar Alejandra Nuño (47 años, Gijón) destaca como aspecto positivo de las redes sociales la normalización de la diversidad. “La sociedad avanza hacia la aceptación de los distintos cuerpos, de la pluralidad de la imagen y de la estética, y es algo que no veíamos hace 20 años. Las canas, las arrugas o las tallas corporales se van aceptando paulatinamente”, expresa Nuño, que apuesta por una consolidación de los cánones naturales de la estética y por concienciar a través de la educación.
Querer un aumento de labios no es una moda nueva; ya se realizaban operaciones estéticas de este tratamiento hace décadas. El cambio ha llegado en función del resultado final que se busca. Mientras que antes se preferían unos labios más gruesos y con técnicas duraderas, ahora se buscan labios más naturales y que el tratamiento sea reversible. “Los productos permanentes que se utilizaban hace unos años daban problemas a largo plazo porque el cuerpo cambiaba, pero el labio se mantenía igual. Eran tratamientos antinaturales”, argumenta la portavoz de SEME. “Antes me pedían los labios de Angelina Jolie, pero esa moda ha desaparecido prácticamente”, resume el doctor Martín.
Democratización de los precios
La disminución del precio para pagarse un aumento de labios, aunque sea temporal, es otro aspecto a tener en cuenta que explica su reciente popularización. La valenciana Marco se interesó por el tratamiento desde los 16 años, relata, pero intuía que sería muy caro y complejo de realizar. “Cuando cuatro amigas de la universidad se lo hicieron, vi que era factible y me entró el gusanillo”, recuerda Marco. “Estamos asistiendo a una democratización de los precios”, apostilla la socióloga Nuño. Incluso existen alternativas para aquellas personas que prefieran no realizarse ningún tratamiento estético, como pintalabios que hinchan durante unas horas los labios mediante un activo que produce un leve picor.
La cirugía estética en España se ha incrementado un 215% en los últimos nueve años, según el informe La realidad de la cirugía estética en España elaborado por la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE). El relleno de labios representa casi el 10% del total de operaciones realizadas en 2021, año en el que se recogieron los datos del informe. Se realizaron 21.312 intervenciones, aunque no se especifica si fue con ácido hialurónico o con otro tipo de tratamiento. Además, a pesar de la penetración paulatina entre el público masculino, todavía sigue siendo un sector mayoritariamente femenino, ya que el 85% de los pacientes que acuden son mujeres.
El efecto llamada ha hecho que varias amigas de Huertas se hayan sumado a la tendencia de los labios más gruesos. “Mis amigas no se querían hacer nada, pero, tras tomar yo la iniciativa, han decidido probarlo”, cuenta. También Marco ha sido ejemplo para otras dos personas de su entorno. Ambas coinciden con Cuevas en que quieren seguir con el tratamiento, al menos durante un tiempo. “No me veo con 80 años con los labios gordos, pero, a corto plazo, quiero seguir”, sentencia Cuevas.